En este recorrido de la literatura podríamos comenzar con
la Historia de la lectura de Alberto Manguel o el de Michael Petit Los jóvenes qué leen, la lectura
como actividad de Noé Jitrick, lecturas
sobre lecturas de CONACULTA. Iniciar este camino poco conocido por mí,
sobre todo tomando como referencia que aprendí desde un enfoque conductista me
llevo a rehuir de los libros sobre todo porque estaba asociado a un cinturón o
una vara que se postraba en la espalda.
¿Cuándo deje de huir de los libros? No fue con la lectura
del Mio Cid, el Quijote de la Mancha o con mitos
y leyendas del mundo. Casi el paraíso
de Luis Spota, la muerte tiene permiso
de Edmundo Valadés, casi lograban atraparme a la lectura que se disfruta, pero
los libros que denotaron mi agrado y los
disfrute aclaro, solo en el momento preparatoriano el llano en llamas, Pedro Páramo de Juan Rulfo y Pito Pérez cuyo autor no recuerdo.
15 años después de mi experiencia preparatoriana con la
literatura, ahora soy una mediadora de
salas de lectura en Tlaxcala, fomentando la lectura, tengo un acervo de casi
200 libros que aún no termino de conocerlos. Pero si disfruto la peor señora del mundo, manual para corregir niños malcriados de Francisco Hinojosa, Macario de Rachel Chaundler y Bernardo
Carvalho, el pato y la muerte de Wolf
Erlbruch, Charlie y la fábrica de
chocolate de Roald Dahl, Atrapados en la escuela es una compilación de
cuentos por Beatriz Escalante, 36 kilos
de Mónica B. Brozón, el diccionario del
diablo de Ambrose Bierce, Perro
de Trino, Ricardo de Helme Heire, gordas historia de una batalla de Isabel
Velázquez, es un libro de Lane Smith;
entre otros.
Mi proyecto es realizar un libro de relatos orales en
torno a lo acontecido en diferentes comunidades, me gustaría hacer la
recopilación de calaveritas literarias, continuar con las pastorelas en la
escuela.
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