martes, 3 de septiembre de 2013

La literatura y yo

En este recorrido de la literatura podríamos comenzar con la Historia de la lectura  de Alberto Manguel o  el de Michael Petit Los jóvenes qué leen, la lectura como actividad de Noé Jitrick, lecturas sobre lecturas de CONACULTA. Iniciar este camino poco conocido por mí, sobre todo tomando como referencia que aprendí desde un enfoque conductista me llevo a rehuir de los libros sobre todo porque estaba asociado a un cinturón o una vara que se postraba en la espalda.
¿Cuándo deje de huir de los libros? No fue con la lectura del Mio Cid, el Quijote de la Mancha o con mitos y leyendas del mundo. Casi el paraíso de Luis Spota, la muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, casi lograban atraparme a la lectura que se disfruta, pero los libros que denotaron mi  agrado y los disfrute aclaro, solo en el momento preparatoriano el llano en llamas, Pedro Páramo de Juan Rulfo y Pito Pérez cuyo autor no recuerdo.
15 años después de mi experiencia preparatoriana con la literatura, ahora soy  una mediadora de salas de lectura en Tlaxcala, fomentando la lectura, tengo un acervo de casi 200 libros que aún no termino de conocerlos. Pero si disfruto la peor señora del mundo, manual para corregir niños  malcriados de Francisco Hinojosa, Macario de Rachel Chaundler y Bernardo Carvalho, el pato y la muerte de Wolf Erlbruch, Charlie y la fábrica de chocolate de Roald Dahl, Atrapados en la escuela es una compilación de cuentos por Beatriz Escalante, 36 kilos de Mónica B. Brozón, el diccionario del diablo de Ambrose Bierce, Perro de Trino, Ricardo de Helme Heire, gordas historia de una batalla de Isabel Velázquez, es un libro de Lane Smith; entre otros.

Mi proyecto es realizar un libro de relatos orales en torno a lo acontecido en diferentes comunidades, me gustaría hacer la recopilación de calaveritas literarias, continuar con las pastorelas en la escuela.

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